La profunda transformación neoliberal experimentada por la sociedad chilena arrasó con buena parte del entramado social del siglo XX, trastocando los basamentos de los viejos grupos sociales y alterando incluso la forma de apreciar el panorama social. Amparado primero en el autoritarismo militar y luego en los excluyentes términos de la transición, el giro neoliberal terminó pariendo una nueva fisonomía de la sociedad chilena.
De las entrañas de este proceso es que, en la última década, irrumpe un malestar protagonizado por franjas medias, ampliamente extendido y alejado del clivaje dictadura-democracia. Es demostración del desgaste de la celebrada “gobernabilidad democrática”, pero también síntoma de una crisis de representación que cruza todo el espectro político. ¿Cuánto hay de efímero y cuánto de trascendente en este agitado curso? ¿Anidan en esta conflictividad nuevas identidades sociales y, con ellas, la posibilidad de la formación de bases sociales de una nueva política?
El propósito de estas páginas es indagar en las modalidades de alianzas y conflictos que se producen bajo este peculiar “neoliberalismo avanzado”. Una lectura interesada, por cierto, que busca sortear los decretos de la intelectualidad cortesana para advertir en el fondo de la sociedad sus mutaciones más trascendentes y, en especial, las posibilidades de arranque de un nuevo ciclo histórico.